
Aún así, sonríen, disfrutando cada instante de sus vidas.
Abandonados a su suerte en esta orilla llena de imprevistos, no esperan nada, no piden nada.
Simplemente son, se entregan al momento:
al placer de tu mirada al descubrirlos
o al capricho de una ola, que hambrienta de herederos,
se acerque a devorarlos para nutrirse de eternidad.
1 comentario:
Cuando Neptuno quiere calmar las tempestades no se dirige a las olas, sino a los vientos....
hermosa imagen literaria.
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