Centinela de mis días y mis noches,

arrullo cálido que meció mi sueño.

Surcó tu nave el mar de este reino,

abriendo el paso a un mundo nuevo.

Espíritu celeste que abrazó mi tierra,

aceptando el vínculo y sellando mi destino:


Bienvenido.


Es hora de volar y ser más ligeros.