Retahíla



A la silla la reina,
que nunca se peina,
un día se peinó y la silla se rompió.
Al paso, al trote.
Al galope, al galope, al galope.
Reina por un día,
vana fantasía.
El trono cedió
y el título perdió.
Al paso, al trote.
Al galope, al galope, al galope.
El príncipe encantado
quería ser premiado.
La reina le besó
y en rana se convirtió.
Sana, sana,
culito de rana,
que si no sanas hoy,
sanarás mañana.
De un salto cayó la realeza en el charco.
Un pantano de humildad se tragó su majestad.
Sana, sana,
corazón de soberana,
que si no mandas hoy,
mandarás mañana.
Y con esta letanía puso fin a su agonía.
Entonando esta canción fue curando su aflicción.
Al paso, al trote.
Al galope, al galope, al galope.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La cigüeña se equivocó, y ahora no hay nada que hacer. Todo me parece pesado. Me siento denso en este mundo, como una gota que se desliza lentamente por una copa de licor. Tiene forma de lágrima y yo me siento muy lágrima. Soy víctima de mi mismo, y ese es mi peor castigo.
Estoy preso, vivo en una jaula que yo mismo construí. No fue trabajo sencillo, años y años recogiendo telasdearaña, restos de madera y acero...todo aquello que me sirviera para construir mi soledad.

Anuk dijo...

Imagino lo difícil que debe ser la vida de Superhéroe, ocultando tu verdadera identidad...
A lo mejor la cigüeña te dejó en el lugar equivocado para que buscases tu verdadero hogar.
Usa tus poderes para romper los barrotes y volar hacia eSe lugar donde no temas que te reconozcan.
Arranca de tu pecho la S de Soledad y hazte un traje nuevo.