eco 6



Fui dando un paseo hasta el puerto para ver mi balsa.
Unos chiquillos la habían deshecho para hacer una hoguera, lo estaban pasando tan bien que no pude enfadarme con ellos. Es más, me uní a su fiesta y dejé que la niña que llevo dentro se divirtiese. Disfruté un montón, unas risas.
He tomado una decisión, ahora mismo voy a hablar con Tito y lo soltaré todo. No puedo seguir así.
Ensayo la conversación mil veces en mi cabeza. ¡Dios! No es justo...¿Por qué tengo que pasar por esto? No quiero que sufra más, ya bastante tiene con lo suyo.
Seré valiente. Con la Verdad se abren muchas puertas, aunque duela. Se pasará, siempre se pasa.
Sana, sana, corazoncito de rana.
¿No puedo estarme quietecita un poco? No, ya me está picando el gusanillo. Habrá cambiado el viento...soy una veleta con forma de rana. Salí rana.
Necesito correr. Subo hasta los acantilados para ver el pueblo desde lo alto y despedirme.
Grito: HASTA SIEMPREEEEE AMIGOOOOS. ENCANTADAAA DE CONOCEROOOOS.
CROAC, CROAAAC.
Oigo el eco y me acuerdo de un juego de pequeña, con mis primos.
Ellos gritaban: ¿QUIÉN ES UNA RANA?
Y el eco les respondía: ANAANAANA.
Yo, de pequeña, me llamaba Ana. Cuando llegué a la isla me cambié el nombre.
Manouche es mi nombre de guerra y me da fuerza.
Ey! ¿Estás ahí todavía?
Que sepas que todo esto lo hago por mí, iba a acabar haciéndolo de todos modos.
Bajaré hasta el pueblo a recoger mis cosas y arreglaré mi mundo...
ESPERAMEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE

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